jueves, 22 de julio de 2010

Bandoleras, capuchas y tetas

de hugo


Hoy os quiero alertar sobre dos efectos curiosos sobre las bandoleras y bolsos cruzados, dos eventos universales que he comprobado en multitud de ocasiones y que no deben faltar en vuestro checklist a la hora de salir de casa (junto con las llaves y el dinero suelto para comprar órganos).

Capuchas

La primera cosa a alertar es que no hay cosa que quede peor que llevar una prenda con capucha (abrigo, sudadera, etc.) y cometer el error de usar un bolso bandolera haciendo que la cinta pille la capucha por detrás, en lugar de dejarla pasar por debajo.

La sensación de ver a alguien con la capucha pinzada de esa forma es realmente penosa; recuerdo un día en el Metro que estuve apunto de soltarsela a una persona que llevaba justo delante, pero me corté no fuera a ser que se pensase, acertadamente, que un loco le estaba acosando. El tema es que lo de la capucha produce una sensación incómoda, como ver a un niño pequeño vestirse de mala manera o ponerse mochila levantando todo el abrigo por el camino o a un adulto por la calle con el chándal de un equipo de fútbol.

Esto también es aplicable a las solapas del cuello de las camisas o polos. A las solapas les gusta ser libres, no las apretéis, ni con las bandoleras ni con los cinturones de seguridad.

Tetas

El segundo tema del que quiero alertar afecta sólo a las chicas más pechugonas, pero no por ello deja de ser importante. Así que si pertenecéis a esta categoría de señoritas bien dotadas tomad nota de los comentarios de vuestro viejo y verde amigo.

Supongamos que lleváis una camiseta o blusa, sin escote, más o menos holgada. Pues bien, ahí dentro vuestros encantos viajan discretos y perfectos, pero la delicada cuestión nace cuando os colgais el bolso en bandolera. En ese momento la parte delantera de la cinta del bolso pasa a cruzar entre ambas mamillas, separándolas lo inimaginable, cual Moisés celebrando una exhibición en el Mar Rojo y haciendo que se forme un pliegue extraño mitad aire mitad sujetador, una especie de valle inquietante en que las tetas, por una vez, no resultan sexy en absoluto.

Lo siento, pero para esto es mejor el bolso al hombro.

No hay comentarios: